miércoles, 3 de abril de 2013


Mi amigo "graterolacho"

Manuel Graterol Santander “graterolacho” y Simón Díaz hicieron una amistad desde muy jóvenes, ellos llegaron juntos a Caracas viniendo ambos de pueblos llaneros, este sin duda fue uno de los grandes amigos del tío Simón, juntos hicieron canciones, programas, poemas, discos, entre otros. Ellos crearon y fortalecieron una amistad que todavía perdura en sus corazones, Manuel dice que su amistad duro más de medio siglo y que lo ha disfrutado a plenitud.

Esta amistad fue una relación muy sincera, que perduro a través de los años, este es un gran ejemplo a seguir, ya que se caracterizó en la lealtad y fidelidad, aunque estén lejos siempre mantendrán ese vínculo de amigos que nunca lo olvidaran. Para Manuel, Simón  fue una de las virtudes de un hombre irrepetible, que lo disfruto su amistad con mucha alegría. Sin embargo, ambos se fueron por diferentes caminos Manuel como humorista y el Tío Simón como músico, y compositor, mientras que su amistad siempre siguió siendo la misma, es decir, se fortalecía con el tiempo.


Miguel Otero Silva mantuvo amistad con varios escritores, es decir, que no expreso envidia, malos deseos, ni rivalidad contra ellos, siempre fue amigable con todas las personas con las que convivía.

“Recuerdos de un amigo ausente”.

Una de las personas que más lo recuerda es José Vicente Rangel, el menciona que la mayoría de las veces las personas van aplazando compromisos y urgencias de dialogo por otras obligaciones creadas durante la rutina; tal como le pasa a Rangel cuando se da cuenta que llega el momento en que ha perdido la oportunidad de volver a ver a su amigo Miguel. Hoy en día él se reprime haber dejado los momentos que tuvo que cultivar mejor una amistad que siempre se le brindo franca y generosa. José Vicente menciona que se acostumbró a los amigos, a las personas que admira, y que piensa que las personas son eternas, así como se acostumbró a la presencia de su amigo. El recuerda a Miguel con mucho cariño, ya que el logro marcar algo en su vida, porque fue un ser humano de los mil milagros, el que supo tender la mano a los jóvenes, el que creía en la vida y en el amor, No un ser ideal, desde luego, un ser de carne y hueso, con defectos; pero con una capacidad enorme para entender a sus semejantes.
Rangel siempre tiene en su memoria una frase que él decía con frecuencia
“Me conmueven las menudas sabidurías que en todo fallecimiento de hombres se pierden
-hábito de unos libros, de una llave, de un cuerpo entre otros frecuencias irrecuperables que para él fueron la amistad de este mundo”.

Otero fue un hombre admirable en todos los sentidos, en la amistad el mostro su gran sinceridad, fidelidad y apoyo hacia sus grandes amigos cercanos, este gran mensaje que nos dejó lo podemos plantear en nuestra vida diaria para reconocer que a veces tenemos grandes compañeros a nuestro al rededor solo hay que darnos cuenta y gozar de la amistad que nos brindan, pero a veces debemos estar conscientes que la misma no es eterna, teniendo en cuenta que nada es para siempre.


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